Unidas Podemos, algunos de sus votantes y las subidas de la luz.

 En los últimos días han surgido numerosos debates en torno a una nueva subida de la tarifa eléctrica. El Gobierno de España por su parte ha querido salir del paso fomentando una campaña gubernamental sobre cuándo y cómo es conveniente utilizar diversos electrodomésticos, campaña que ya en su día se aplicó con gobiernos populares y que trata de desviar la atención sobre el verdadero problema y crear un circo. 

La subida en los últimos meses ha supuesto en determinados tipos de tarificación un 300% respecto a otros momentos. A su vez, ENDESA ha declarado un incremento de 8 veces sus beneficios (1394 M de euros), NATURGY ha declarado 321 millones de beneficios en el primer trimestre del presente año e IBERDROLA ha batido el record de beneficios con 3611 millones. El gobierno del Estado calla o se pone de lado ante estos desmanes de las compañías eléctricas y además les financia una campaña publicitaria sobre un supuesto consumo responsable y eficiente para el consumidor. 

Han surgido, afortunadamente numerosas movilizaciones populares en protesta por la subida de la luz y la inacción del Gobierno de España por todo el Estado. Movilizaciones convocadas por el poco movimiento social y popular que ha quedado después del ciclo histórico post-15M. 

No es cuestión del presente texto abordar el problema de la luz y otros bienes de primera necesidad. Esto es neoliberalismo desbordado y la lógica es que los monopolios y los oligopolios que operan se forren cada día más mientras las condiciones de vida de los trabajadores cada día son más precarias. El problema es que una parte del Gobierno está formada y legitimada por una fuerza que se supone está a la "izquierda" del PSOE. Esa fuerza política es obviamente Unidas Podemos. 

Pues bien, es evidente que la gente en la calle y también las redes sociales han encendido el debate sobre su posición con respecto a este nuevo tarifazo  y cómo UP ha salido adelante de las críticas, moviendo su legión de masa acrítica por todas las redes sociales y los mass-media del Estado Español. Durante la presente legislatura UP ha seguido la estrategia de vender las pocas concesiones que le ha dado el PSOE (ERTEs, SMI...) como una gran victoria mientras que ante fenómenos como el que aquí se trata ha decidido esconder la cabeza como una tortuga. 

Era bastante evidente que el ego de Pablo Iglesias no le permitía resistirse a formar parte de un gobierno de coalición pese a que esto fuera a ser la tumba de su propio partido. Es también evidente que dicho partido ya no puede hacer otra cosa que emprender una huida hacia adelante, fruto de la falta de táctica, estrategia y autocrítica. En Podemos (o UP, que más da) nunca se ha estilado aquello de la reflexión y los debates internos. Siempre han tirado por obviar la opinión de los cuadros de base y la cúpula ha hecho y deshecho a su antojo en base a lo que venía imponiendo el debate mainstream. Una cúpula por cierto a la que se accede más bien por lógica individualista y relaciones personales que por valía política.

Irene Montero o Pablo Iglesias se jactaban al afirmar que en el momento que llegaran al Gobierno a las eléctricas se les acabaría el chollo pero lo cierto es que nada ha cambiado, nada en absoluto. Es verdad que nunca han llevado en su programa la nacionalización y socialización de este oligopolio que opera en el Estado. Siempre han recurrido eso si a una dialéctica alrededor de cierto regulacionismo y proteccionismo sobre el consumidor y algunos sectores de UP como IU proponían la creación de una empresa pública que hiciera competencia al resto de compañías. 

Lo cierto es que al llegar al Gobierno ni tan siquiera han puesto sobre la mesa estas medidas, a sabiendas que su posición minoritaria condicionaría este debate y que el PSOE no aceptaría ninguna de estas populistas propuestas. Esto ciertamente es aplicable a cualquier medida o reforma que pudiera cambiar mínimante las condiciones de vida materiales de los trabajadores. 

La pregunta por tanto, sabiendo todos hoy que no aportan ni pueden aportar nada y sabiendo ellos ya de antemano lo mismo es ¿por qué han entrado a participar en un gobierno con el PSOE?. ¿Ir camino de la desintegración total como partido, por muchos que los medios hagan campaña por Yolanda Díaz, ha merecido la pena?. ¿Qué legado deja Podemos en las condiciones de vida de la gente, usando su argot? 

Por último señalar la reacción del votante medio de Unidas Podemos ante los acontecimientos de los últimos días. Han venido a decir por distintos medios que su posición en el Gobierno de España impide que se le pare los pies a las eléctricas pero con una preocupante puntilla discursiva, aquella que viene a decir no os quejéis tanto, haberlos votado. Esto ha sido la gota que ha colmado el base de los trabajadores. 

Este cuñado podemita, avezado a repetir las ignominias morales y políticas de sus lideres sin cuestionarse nada, viene a acusar a los trabajadores que no han votado a UP de la situación. Este sujeto, cuya formación política e ideológica la conforman cuatro debates de La Sexta y cuatro reportajes del mismo grupo Atresmedia, decide quitarse todas sus vergüenzas y sacar pecho, reduciendo todo el problema a una mera falta de peso parlamentario. Es muy difícil razonar con sujetos de este tipo, fanáticos de una sigla y carentes de unos valores y unos principios sólidos. 

Responden al patrón de clásico votante socialdemócrata de siempre pero incorporan un aura de rebeldía y falsa impostura hacia el régimen que dicen combatir pero que en realidad han decidido legitimar. Para empezar este sujeto ignora que gran parte de los votantes de Unidas Podemos lo hacen con la nariz tapada, por lo que su discurso echando en cara a la clase trabajadora una supuesta falta de apoyo censitario cae por su propio peso. 

Después es bastante alarmante que antes del 15M hubiera tantos cuadros de la clase obrera movilizados en torno a distintos movimientos populares para hacer pagar la crisis al propio capital y años después nos topemos de narices con tantas personas reproduciendo el discurso de haberme votado. Esta masa acrítica roza el fanatismo hacia su propio partido y se comportan como auténticos hooligans, ignorando unos de los primeros principios básicos de cualquier movimiento realmente transformador, que la legitimidad electoral en un sistema parlamentario burgués no garantiza ningún cambio social real.

Ante la más que probable debacle de UP este sujeto volverá a la casa madre del PSOE pero habrá aprendido este juego que ha puesto en práctica el partido de Pablo Iglesias junior. A su vez, los monopolios y oligopolios del capital seguirán campando a sus anchas y aquí es dónde entre en juego la verdadera organización y conciencia popular en escena. La previsible debacle e inutilidad de esta new left ha de hacer que vuelvan las organizaciones de base, con implantación y contacto diario en los pueblos y barrios, lo que ha desembocar en un programa de mínimos que genera una auténtica fuerza popular y transformadora que ponga a raya a demagogos y populistas y que por supuesto plante cara al capital de una forma real y eficaz de una vez por todas. 


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