Por la independencia ideológica de los trabajadores

           

        En los últimos meses hemos asistido a nivel global a un nuevo escenario. Contra todo el bombardeo mediático y cool que nos vendió el stablismenth durante la pandemia ni todo ha "salido bien" ni hemos "salidos mejores". El escenario actual orbita alrededor de grandes tensiones geopolíticas, una guerra en ciernes en Europa y un grave deterioro de las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora, impulsadas por una fuerte inflación. 

De esta forma, este último cuarto del año 2022 estamos ante una difícil coyuntura para nuestros intereses como clase. Mientras el Gobierno de España apura sus últimos meses de vida institucional, asistimos a una grave depauperación de nuestras condiciones vitales con una inflación descontrolada desde inicios de año (ya evidente antes de comenzar la ocupación de fuerzas militares rusas en Ucrania), con un eje EEUU-OTAN descontrolado y una situación de autoorganización popular inexistente. Los que en su día prometieron "asaltar los cielos" no han perdido el tiempo en convertirse en otra pata del sistema y los que en su día fuimos críticos contra éstos no hemos sabido construir ningún tipo de alternativa en términos sociopolíticos. 

La guerra en Ucrania sigue totalmente enquistada, sin una solución a corto plazo y dadas las torpes maniobras de la UE contra Rusia se nos avecina un invierno bastante crudo en términos materiales. La oligarquía europea hace mensajes a sus súbditos de clara racionalización del consumo mientras es incapaz de dañar en términos económicos a Putin. Todo parece indicar que lo restante del presente año y los meses del siguiente van a ser años tiempos duros en términos sociales y económicos.

En términos bélicos, la situación en lugares como el Sahara, Yemen, Palestina y otra serie de conflictos enquistados en el tiempo sigue igual o va a peor mientras Azerbayán vuelve a atacar Armenia el pasado mes de septiembre. Este presente verano los salvaguardas oficiales de la paz celebraron a su vez una cumbre en el Estado Español con el patrocinio de todo el arco parlamentario. EEUU, moribundo desde hace tiempo se atreve a provocar a su vez a la República Popular China desplazando a Nancy Pelosi a Taiwan pese a las advertencias del PCCh. Todo hace indicar que las contradicciones del campo imperialista y las tensiones geopolíticas tradicionales del planeta van hacia un inevitable escenario de acabar reventando por todos los hemisferios y por todas las tendencias sin cambiar el prisma de análisis. 

 Ante este escenario las fuerzas de progreso y antiimperialistas de la humanidad no son capaces de generar una dialéctica propia y tienden perfilarse hacia algunas de las actuales alternativas sistémicas. Es evidente que el mundo unipolar que dejó la desaparición de la URSS hoy ya no es una realidad y en términos geopolíticos esto no deja de ser una buena noticia pero la vanguardia de nuestra clase a nivel mundial debería de dar un paso adelante y no moverse encapsulada dentro de los marcos-contexto que ofrece el relato oficial. Debería tomar ejemplo de la postura tomada por los partidos obreros que rompieron con la socialdemocracia antes y durante la I Guerra Mundial, remangarse y bajar al fango para de una forma pedagógica explicar una alternativa a crear por las fuerzas de progreso. 

Lo que exigen estos tiempos, como en su día se ha planteado en este humilde altavoz , es la generación de una serie de sinergias entre las fuerzas globales contrarias al imperialismo sin comprar ninguno de los marcos actualmente existentes. Es evidente que todo lo que apeste a otanismo es escoria a tirar al contenedor de orgánicos pero ni los BRICS ni cierta caterva de aludadores de la iglesia ortodoxa rusa y sus proclamas son alternativa de nada, ni para construir un mejor futuro ni para resolver el presente. 

No somos ni-nis, en la actual encrucijada geopolítica y sabemos cuál es el bando que tiene la fuerza de la razón pero si queremos cambiar el mundo de base tenemos que proponer nuestros análisis y no circunscribirnos a los marcos de nuestros enemigos de clase. Como el agitado siglo anterior nos enseñó las banderas rojas no van a conciliar jamás con las banderas del nacionalismo y nuestra fuerza o debilidad de clase no va a venir determinada por alternativas planteadas por ninguna fuerza ajena.

Hasta el momento las medidas de austeridad planteadas por la Unión Europea sólo han sido respondidas en los distintos estados del continente por fuerzas ambiguas o abiertamente populistas de derecha (Alt-Right). La inflación galopante sólo puede ser combatida desde el marco de la ciencia social revolucionaria, como siempre ha sido. Todo lo que no sea de esta forma se verá convertido ( o no) en la victoria política de determinadas fuerzas políticas pero nunca de los intereses de nuestra clase. 

Por todo esto, ante el escenario actual, como ya hemos proclamado en este panel en distintas ocasiones surge la necesidad de generar en todas nuestras interacciones puentes de pedagogía socialista, momentos de independencia ideológica de las contradicciones intrínsecas del capital y generar unas dinámicas inteligentes que pongan fin a las viejas dicotomías. En estos momentos, momentos en los que lo material está en el centro del debate público, creemos que es hora de plantarse y poner fin a las falsas dicotomías. Todo para nuestra clase, ni un esfuerzo intelectual para los capitalistas. Ni un esfuerzo dialéctico para generar discursos ajenos a nuestros intereses de clase. 


Asturies, ochobre de 2022, con un güeyu nel mesmu añu de 1934.

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